FOTICOSSSS: Hacer vino como se hacía en la Roma Antigua

miércoles, 17 de agosto de 2016

Hacer vino como se hacía en la Roma Antigua

¿Te imaginas poder catar el vino que bebían los habitantes del antiguo Imperio Romano? Pues este sueño se puede hacer realidad gracias al estudio de las ruinas de las bodegas en que estos vinos se elaboraban originariamente, donde las ánforas, unos recipientes de arcilla utilizados por las culturas antiguas para almacenar y transportar todo tipo de mercancías, juegan un papel clave.
Un productor de una población cercana a Portland, en el estado de Oregón (EE.UU.), ha empezado a producir las primeras remesas de un vino elaborado siguiendo las mísmas técnicas que empleaban los romanos hace más de 2000 años. Un profesor de cerámica llamado Andrew Beckham, junto con su esposa Annedria han conseguido cultivar unas cuantas cepas de Chardonnay y Pinot Noir y, siguiendo la guía de la viticultora italiana Elisabetta Foradori, se han puesto manos a la obra para lograr este curioso reto.
Beckam ha reproducido las ánforas originales, basándose en los diseños de recipientes romanos, tinajas españolas y "qvevri" georgianos, y ha descubierto que su forma afecta de una manera importante a las características del vino resultante. La porosidad de la arcilla incrementa la exposición al oxígeno de los vinos durante su envejecimiento, lo que genera unos taninos más suaves y aumenta los aromas de nueces, chocolate y fruta cocida. El productor afirma que ello le permite obtener los mismos resultados en la mitad de tiempo que cuando se utilizan barricas de roble para el envejecimiento.
Actualmente elabora vinos fermentados en ánfora y criados en madera, fermentados y criados en ánfora y fermentados en ánfora y de crianza mixta, cada uno de ellos con sus características particulares y un gran potencial, especialmente para los que gustan de sabores afrutados y sutiles, llenos de matices diferentes. El más destacado es, por supuesto, el elaborado exclusivamente en arcilla, que presenta un vistoso color rubí, con aromas de ciruela, mora, chocolate, canela, entre otros, un vino realmente inédito en los últimos siglos que, sorprendentemente, resulta muy agradable de beber.