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miércoles, 17 de julio de 2019

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sábado, 13 de julio de 2019

Leyes de Clarke

El escritor británico de ciencia ficción Arthur C. Clarke (1917-2008) formuló tres leyes relacionadas con el avance científico:
  • 1.ª. Cuando un científico eminente pero anciano afirma que algo es posible, es casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, muy probablemente está equivocado.
  • 2.ª. La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá, hacia lo imposible.
  • 3.ª. Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es totalmente indistinguible de la magia.
    Arthur C. Clarke

Orígenes[editar]

Clarke formuló la primera de estas leyes en el ensayo «Hazards of prophecy: the failure of imagination» («Peligros de la profecía: la falta de imaginación») que se encuentra en el libro Profiles of the future (Perfiles del futuro, de 1962).
En una edición revisada de ese mismo libro (de 1973), Clarke desarrolló la segunda ley y propuso la tercera, con la idea de redondear el número: «Si tres leyes fueron suficientes para Newton, modestamente decido parar aquí», agregó.
De estas leyes, la más ampliamente conocida es la tercera.

Principio de Hanlon

El principio de Hanlon, también conocido como la navaja de Hanlon, es un adagio que dice: «Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez».

https://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_Hanlon

Navaja de Ockham

La navaja de Ockham (a veces escrito Occam u Ockam), principio de economía o principio de parsimonia (lex parsimoniae), es un principio metodológico y filosófico atribuido al fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico Guillermo de Ockham (1280-1349), según el cual: En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Esto implica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.1
En ciencia, este principio se utiliza como una regla general para guiar a los científicos en el desarrollo de modelos teóricos, más que como un árbitro entre los modelos publicados. En el método científico, la navaja de Ockham no se considera un principio irrefutable, y ciertamente no es un resultado científico. «La explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera», según el principio de Ockham. En ciertas ocasiones, la opción compleja puede ser la correcta. Su sentido es que en condiciones idénticas, sean preferidas las teorías más simples. Otra cuestión diferente serán las evidencias que apoyen la teoría. Así pues, de acuerdo con este principio, una teoría más simple pero de menor evidencia no debería ser preferida a una teoría más compleja pero con mayor prueba.
Qué ha de tenerse en cuenta para medir la simplicidad, sin embargo, es una cuestión ambigua.1​ Quizás la propuesta más conocida sea la que sugirió el mismo Ockham: cuando dos teorías tienen las mismas consecuencias, debe preferirse la teoría que postule la menor cantidad de (tipos de) entidades.2​ Otra manera de medir la simplicidad, sin embargo, podría ser por el número de axiomas de la teoría.1
La navaja de Ockham se aplica a casos prácticos y específicos, englobándose dentro de los principios fundamentales de la filosofía de la escuela nominalista que opera sobre conceptos individualizados y casos empíricos.

Stephen Hawking explica por qué cree que dios no existe en el último libro que publicó antes de morir

Stephen Hawking siempre se ha declarado como una persona no religiosa, así que no debería extrañar a nadie que el brillante físico se declare ateo en su último libro publicado a título póstumo. Sin embargo, en esta ultima ocasión Hawking también ofrece una explicación a su falta de fe: la simplicidad.

https://es.gizmodo.com/stephen-hawking-explica-por-que-cree-que-dios-no-existe-1829807774

Dios no existe (y los filósofos explican por qué)

“Los ateos son mucho más numerosos, sobre todo entre la élite educada, de lo que muchos creen”. Son palabras del biólogo inglés Richard Dawkins en su libro El espejismo de Dios. Antes que él, otros pensadores, filósofos incluidos, negaron la existencia de Dios. Este es un recorrido por el “Dios ha muerto” de Nietzsche, el no es posible demostrar su existencia de Hume o Kant, el Dios como creación del ser humano de Feuerbach, el “Dios no está muerto ni agonizante, porque las ficciones no mueren” de Onfray y el pensamiento de otros muchos y sus argumentos.
¿Imaginas cuántas probabilidades habría de que un huracán, girando sobre un desguace, consiguiera ensamblar un Boeing 747 que estuviera desmontado? Poquísimas o ninguna. El astrónomo inglés Fred Hoyle utilizó esta idea para defender que la probabilidad de vida originada en la Tierra no es mayor que la posibilidad de que ese huracán tuviera la suerte de lograr encajar todas las piezas del avión. Esa improbabilidad refuerza la teoría de que solo un diseño inteligente de un Dios puede explicar el origen del universo, como aseguran los creacionistas. El biólogo y divulgador científico Richard Dawkins asegura que esta idea es algo aparente, fácilmente creíble, pero irreal, y lo explica en El espejismo de Dios, editado por Booket, en el que argumenta por qué (casi seguro) no hay Dios. Dawkins recuerda en el libro que la ciencia se encargó de encontrar una solución al dilema con la teoría de la evolución de Charles Darwin basada en los cambios lentos y paulatinos de la selección natural. ¿Y por qué hay gente que, a pesar de las pruebas, no admite la teoría de la evolución? Dawkins contesta a esta pregunta diciendo que se debe a varios factores: por un lado, a la vanidad humana, que no quiere limitarse a ser un simple animal; al mal entendimiento de la aleatoriedad y a la incapacidad de comprender la inmensidad de tiempo que lleva consigo (“La gente que niega la evolución dice cosas como: ¡Cuando vea a un mono que se convierte en hombre…’, pero jamás lo verán, porque eso lleva muchísimo tiempo”); pero, según Dawkins, la mayor razón es la religión: a mucha gente le han enseñado que la evolución es falsa y no aceptan nada que amenace sus creencias.

Prueba irrefutable de la inexistencia de dios

Parece mentira, pero en pleno siglo XXI, meterse con dios sigue siendo un negocio peligroso. Si bromeas con Mahoma, te pegan cuatro tiros, y si lo haces con la madre del dios de los católicos, o sea, con la Virgen, el mismo papa amenaza con darte de hostias, nunca mejor dicho. ¿Dónde quedó lo de poner la otra mejilla? Las religiones no están para bromas hoy. El espeluznante asesinato de los humoristas de Charlie Hebdo ha centrado el debate en torno a la libertad de expresión y la amenaza del yihadismo, pero tanto o más preocupante es la constatación de que dios sigue dividiendo a la humanidad y la humanidad se sigue matando por ello.

https://www.yorokobu.es/dios-en-el-siglo-21/

Científico explica por qué Dios es una ilusión del ser humano

Richard Dawkins, científico británico y una de las figuras más controversiales en debate sobre ciencia y religión asegura que "no hay razón para creer en alguien sobrenatural".


¿Es Dios una ilusión?
En diálogo con La W, el científico británico afirma que la ciencia no ha podido demostrar que haya algún tipo de Dios, sin embargo, no hay nada que desmienta que creer en algo superior sea una ilusión. “Es muy poco probable que Dios exista, pero no podemos comprobar que sea así. No podemos decir que no existe, pero no hay nada que pruebe lo contrario”.
Richard Dawkins considera que no hay razón para considerar que hay alguien o algo sobrenatural, pues desde siempre, las personas se han hecho ciertas preguntas que la ciencia se ha encargado de ir resolviendo. “Venimos de la evolución propia de la vida y el cosmos ha tratado de explicar desde la teoría de la evolución”, además “no hay razón para creer que alguien sobrenatural hizo todo lo que existe”.
Dawkins, quien afirma que el ser humano creó la figura de Dios por miedo a comprender el mundo y por consuelo a la muerte, espera que muy pronto la humanidad deje de hablar de Él.

Paradoja de la omnipotencia

La paradoja de la omnipotencia es una familia de paradojas o antinomias, que tratan el tema de la capacidad o límites que posee un ser omnipotente en sus acciones. En particular estas paradojas analizan el tema de si un ser omnipotente podría o no realizar una acción que limitara su propia habilidad para realizar acciones. El argumento indica que si ese ser puede ejecutar tales acciones, entonces puede limitar su propia habilidad para ejecutar acciones y por lo tanto no es capaz de ejecutar todas las acciones, y si no puede limitar sus propias acciones, entonces nunca habría sido capaz de ejecutar todas las acciones.2​ La paradoja por lo general habla de dicho ser omnipotente como el Dios de las religiones abrahámicas, pero ésta no es una condición necesaria para su formulación.

https://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_la_omnipotencia

Navaja de Hitchens

La navaja de Hitchens es un principio epistemológico que dice que la carga de la prueba (onus probandi) en un debate recae en quien realiza la afirmación y si este no la sustenta, entonces el oponente no tiene necesidad de refutar una afirmación sin respaldo. Su nombre hace alusión a la navaja de Ockham y fue formulada por el escritor y periodista Christopher Hitchens (1949–2011) en 2003:12
Lo que puede afirmarse sin pruebas puede desestimarse sin pruebas.
La navaja de Hitchens realmente es una traducción de un proverbio latino "Quod gratis asseritur, gratis negatur",3​ que se ha usado ampliamente al menos desde el siglo XIX.4​ Hitchens la popularizó al emplearla en inglés. Es usada, por ejemplo, para contrargumentar a la apologética presuposicionalista. Esta cita aparece textual en God Is Not Great: How Religion Poisons Everything, un libro escrito por Hitchens en 2007.5
Richard Dawkins, compañero en su activismo ateo, formuló una versión diferente de la misma ley que tiene la misma implicación, en una conferencia TED en 2002:6
El onus recae en usted para explicar por qué, el onus no recae en los demás para explicar por qué no.
Dawkins usó está versión para argumentar contra el agnosticismo, al que describió como "pobre" en comparación con el ateísmo,7​ porque rechaza juzgar afirmaciones que, aunque no complementamente falsables, es muy improbable que sean ciertas.

DOCE PRUEBAS DE LA INEXISTENCIA DE DIOS

Dentro de los teóricos del anarquismo, Sebastián Faure (1852-1942) destaca más como difusor de las ideas anarquistas que como un pensador original. Se pueden recordar como obras famosas suyas La Doleur universelle, Philosophie libertarire (“El dolor universal”, “Filosofía libertaria”), de 1895; Mon communisme (“Mi comunismo”), de 1922, y La Syntesèse anarchiste (“La síntesis anarquista”), de 1928.
Presentemos ahora, sin embargo, algunos textos de Faure en los que, defendiendo la postura atea, entra en polémica con el pensamiento creyente o teísta. Las Doce pruebas de la inexistencia de Dios han quedado completadas por algunos artículos de su famosa Enciclopedia anarquista, comenzada en 1926, que pueden situar su ateismo dentro de una critica más amplia a la sociedad capitalista, a la religión y a toda autoridad.
La originalidad y el acierto de Faure en el planteamiento de las Doce pruebas es que no identifica el ateismo con la postura científica, reconociendo desde el principio la limitación de las ciencias para resolver, al menos de momento, los grandes enigmas que han provocado la postura religiosa. Tampoco es al Dios puramente filosófico (una especie de Motor inmóvil de Aristóteles, o de la trascendencia de Jaspers) al que se dispone a combatir Faure, sino al Dios vivo de las religiones, al Dios al que adoran y rezan los creyentes.
También es original, dentro de la literatura atea del XIX y XX, que se ataque no solo al origen y función social de la religión (como hace el marxismo, el anarquismo en general y, hasta cierto punto, también la corriente freudiana), sino la misma base racional, sobre la que intentan apoyar sus creencias las religiones.
Comentemos ahora brevemente los diversos argumentos que nos ofrece Faure para negar la existencia de Dios.

Razones para ser ateo

Argumentos ateos I

Ahora me gustaría dar algunos argumentos que sustentan el ateísmo.En próximas entradas daré más argumentos,pero por ahora me gustaría centrarme en algunos puntos:la Apuesta de Smith,los infiernos de las religiones y la carga de la prueba.

La Apuesta de Smith

Muy probablemente hayáis oído alguna vez el argumento de los creyentes(o si sois creyentes puede que incluso lo hayáis usado)conocido como Apuesta de Pascal.Este argumento se puede resumir en estos dos supuestos:
1.Dios no existe.En ese caso,los ateos no ganamos nada al morir,ya que no hay nada después,y los creyentes tampoco ganan nada.
2.Dios si existe.En ese caso,el creyente gana una eternidad en el Paraíso,mientras que el ateo se gana una eternidad en el Infierno.Por tanto,lo lógico es ser creyente,ya que si Dios no existe no pierdes nada,mientras que si Dios existe,ganas mucho.
Este argumento se usó como mucho tiempo para convencer a la gente de unirse a las religiones.Sin embargo,en 1979,George H. Smith publicó en su libro Ateísmo:el caso contra Dios,su propia apuesta,conocida como Apuesta de Smith.La apuesta puede resumirse así:
1. Dios no existe. En este caso, los ateos estarían en lo correcto, por lo tanto serían los creyentes los que habrían perdido gran parte de sus vidas y de sus esfuerzos en agradar a un ser inexistente.
2. Dios es un ser impersonal (deísmo). Dios creó el Universo y luego lo dejó a su suerte, sin intervenir en él. En este caso, ni el ateo ni el creyente tienen razones para preocuparse, pues este Dios ni premia ni castiga. En dado caso, aún los perdedores continuarían siendo los creyentes, pues habrían perdido gran parte de su esfuerzo vital en adorar a un Dios que no les escucha ni les presta atención alguna.
3. Dios existe y es un ser moralmente elevado. En este caso, Dios no podría castigar a ningún ser humano que cometiera errores de conciencia honestos. Si la razón es la que hace llegar a la conclusión al hombre que Dios no existe, este no debería tomar represalias contra él. De hecho, quien más preocupado debería estar es el creyente, pues la lógica en términos básicos debería llevar al ateísmo, por lo cual la creencia ciega y deshonesta en Dios sería para Él un gran pecado.
4. El Dios de los cristianos es el correcto, con su actuación moral y éticamente reprobable, que castiga a todo aquel que se atreve a dudar de Él, aunque esta duda esté basada en la lógica y la razón. Así, la vida de cada persona no sería importante, sino la simple adhesión a la creencia de Dios sea esta por razones honestas (escasamente hay quienes creen en dios como consecuencia del razonamiento y la meditación profunda en ese aspecto) o deshonesta (la mayoría, según Smith, lo hacen por la apuesta segura, por temor al infierno o por simple herencia cultural). Sin embargo, este Dios reprobable desde el punto de vista moral, podría fácilmente también convertirse en un Dios traicionero respecto a los cristianos pues, suponiendo que este disfrutara de alguna forma con el sufrimiento humano y no importaran para él las virtudes humanas, no habría en tal caso ningún impedimento para suponer que también lanzara a los cristianos al infierno, ya que para una mente inmoral la traición puede convertirse en un elemento de diversión.

http://razonesparaserateo.blogspot.com/2009/10/argumentos-ateos-i.html

Por qué no hay un dios: respuestas rápidas a los 10 argumentos teístas más comunes

1. "La ciencia no puede explicar la complejidad y el orden de la vida, Dios la debe haber diseñado para que sea de esta manera."

En primer lugar, al considerar esta posición, es importante reconocer la diferencia entre la complejidad y el diseño. La complejidad en sí no requiere un creador inteligente. Es fácil imponer un diseño en las cosas que existen por casualidad o desarrolladas a través de un proceso natural, como la evolución.
Hasta cierto punto, este argumento gana tracción debido a la gran incomprensión de la ciencia y en especial de la evolución. Todo en el universo se ajusta a ciertas normas científicas sencillas que se han repetido durante miles de millones de años. Si bien esto resulta impresionante, de ninguna manera sugiere un creador.
No entender los principios científicos que rigen la creación y desarrollo del universo no significa que una deidad debe existir para explicar el mundo natural.

Dios no existe: la argumentación filosófica a favor del ateísmo

El ateísmo proclama que dios no existe. No dice nada sobre la utilidad de la religión o incluso de la utilidad de creer que dios existe. Usted puede ser un(a) ateo(a) y creer que la religión debería ser valorada por sus beneficios sociales. Puede sentirse de igual manera acerca de la mera creencia en la existencia de dios. Existen ateos así. Puede creer en dios y odiar apasionadamente la religión. Algunos creyentes lo hacen. Y, se da por sabido, los creyentes más inteligentes son más inteligentes que los ateos más bobos. Irrelevancias al margen, ¿hay razones para el ateísmo? 

http://www.sinpermiso.info/textos/dios-no-existe-la-argumentacin-filosfica-a-favor-del-atesmo

Enseñanzas de Prem Rawat

La esencia de las enseñanzas de Prem Rawat es que la necesidad individual de realización se puede satisfacer conectando con nuestro interior para encontrar una fuente constante de paz y alegría. Más que un conjunto de dogmas, hace hincapié en una experiencia trascendental directa, que declara que es accesible a través de las cuatro técnicas de meditación que enseña, y a las que llama “Conocimiento”. Dice que el Conocimiento hace que "los sentidos que han estado enfocados al exterior toda la vida, se inviertan y se enfoquen hacia el interior, para sentir y experimentar el verdadero “Yo interior”.
En sus discursos públicos cita fuentes hindúes, musulmanas y cristianas, pero como inspiración y guía se apoya en la experiencia que facilitan las cuatro técnicas. Según el erudito y seguidor Ron Geaves, esta falta de conceptos permite a sus seguidores una libertad de expresión espontánea y personal. Rawat no propone requisitos o prohibiciones exteriores a quienes enseña las técnicas, ni se considera a sí mismo un líder ejemplar. Los practicantes reciben instrucciones de no revelar estas técnicas a otras personas, sino dejar que los demás se preparen para recibir la experiencia por ellos mismos. Rawat ha sido criticado por una falta de contenido intelectual en sus discursos públicos. Sus seguidores alegan que Rawat explica los conceptos sofisticados del yoga con vocabulario y ejemplos sencillos, para hacer el Conocimiento accesible no solo a intelectuales, sino a todo el mundo.

Dios de los vacíos



El Dios de los vacíos (también conocido como Dios de los huecos o Dios tapa-agujeros) es un tipo de perspectiva teológica en el que huecos o lagunas en el conocimiento científico son esgrimidos como evidencia o prueba de la existencia de Dios. El término fue acuñado por teólogos cristianos no con el fin de desacreditar el teísmo, sino para señalar la falacia de confiar en los argumentos teleológicos para la existencia del Dios cristiano.1​ En ocasiones la expresión es usada para referirse a una forma de argumento ad ignorantiam.
También se refiere a una tendencia derivada del teísmo que establece que aquello que puede ser explicado por la razón humana queda fuera de la acción divina. Por lo tanto, la acción de ese Dios queda confinada a los vacíos que la ciencia no puede explicar. Este concepto supone una interacción entre las explicaciones religiosas de la naturaleza y las explicaciones científicas. El teísmo tradicional asume un Dios que está más allá de la naturaleza; como corolario, a medida que la ciencia progresa el espacio que le queda a ese dios se achica.
El "Dios de los vacíos" a menudo se usa para describir el declive de las explicaciones religiosas de fenómenos físicos, a la luz de las cada vez más exhaustivas explicaciones científicas. Podemos citar como ejemplos las descripciones primitivas de los fenómenos y objetos físicos (el sol, la luna, las estrellas, los truenos y los relámpagos) que eran Dioses u obra de Dioses. A medida que la ciencia ha encontrado explicaciones a través de la astronomía, la meteorología, la geología, la cosmología y la biología, la "necesidad" de un Dios para explicar dichos fenómenos se ha reducido progresivamente porque le quedan vacíos en el conocimiento cada vez más pequeños. Esta línea de razonamiento habitualmente concluye que dado que la ciencia cada vez explica más, el espacio para las explicaciones teístas o divinas de la naturaleza es cada vez menos plausible, en definitiva la hipótesis de la existencia de un Dios se convierte en innecesaria.

Apuesta atea

La apuesta atea es una respuesta atea a la apuesta de Pascal,1​ aparecida en el libro Atheism: A Philosophical Justification, escrito por el filósofo estadounidense y profesor de la Universidad de Boston Michael Martin, y publicado en 1989.1

Contraste con la apuesta de Pascal[editar]

Blaise Pascal sugirió que es mejor la posibilidad de creer en Dios que arriesgarse a perder una felicidad infinita. En contraste, la apuesta atea sugiere:1
Deberías vivir tu vida e intentar hacer del mundo un lugar mejor estando en él, tanto si crees en Dios como si no. Si no hay Dios, no habrás perdido nada y serás recordado al morir por todos los que dejaste atrás. Si existe un Dios benevolente, te juzgará a ti y a tus méritos y no por el hecho de si has creído o no en él.

Desarrollo[editar]

La apuesta establece que si una persona analiza las opciones con respecto a como vivir su vida se encontrará con las siguientes ocho posibilidades:1
  1. Se puede vivir una vida bondadosa, creer en Dios y que exista un Dios benevolente: en ese caso se irá al cielo, el beneficio es infinito.
  2. Se puede vivir una vida bondadosa sin creer en Dios y que exista un Dios benevolente: en ese caso se irá al cielo, el beneficio es infinito.
  3. Se puede vivir una vida bondadosa, creer en Dios y que no exista un Dios benevolente: en ese caso, se ha dejado un legado positivo al mundo, el beneficio es finito.
  4. Se puede vivir una vida bondadosa sin creer en Dios y que no exista un Dios benevolente: en ese caso, se ha dejado un legado positivo al mundo, el beneficio es finito.
  5. Se puede vivir una vida malvada y creer en Dios, y que exista un Dios benevolente: en ese caso, se irá al infierno, la desgracia es infinita.
  6. Se puede vivir una vida malvada sin creer en Dios, y que exista un Dios benevolente: en ese caso se irá al infierno, la desgracia es infinita.
  7. Se puede vivir una vida malvada y creer en Dios y que no exista un Dios benevolente: en ese caso, se deja un legado negativo al mundo, la desgracia es finita.
  8. Se puede vivir una vida malvada sin creer en Dios y que no exista un Dios benevolente: en ese caso, se deja un legado negativo al mundo, la desgracia es finita.
Las siguientes tablas muestran los valores asignados a cada resultado posible:
Dios existeCreer en Dios (C)No creer en Dios (~C)
Vida bondadosa (B)Beneficio infinito (cielo)Beneficio infinito (cielo)
Vida malvada (~B)Desgracia infinita (infierno)Desgracia infinita (infierno)
Dios no existeCreer en Dios (C)No creer en Dios (~C)
Vida bondadosa (B)Beneficio finito (legado positivo)Beneficio finito (legado positivo)
Vida malvada (~B)Desgracia finita (legado negativo)Desgracia finita (legado negativo)
Dados estos valores, la opción de vivir una vida bondadosa (B), claramente domina sobre la opción de vivir una vida malvada (~B), independientemente de la creencia en Dios (C o ~C).

El aparente falso dilema[editar]

Siendo una variación de la apuesta de Pascal, la apuesta atea aparentemente sufre de la falacia lógica del falso dilema, basándose en la suposición de que las únicas posibilidades son las siguientes:
  1. Existe un Dios benevolente que castiga o recompensa las acciones de cada uno
  2. No existe un Dios benevolente.
La apuesta atea equivale un Dios benevolente a uno que castiga o recompensa de acuerdo a acciones, asumiendo implícitamente que un Dios que actuara de otra forma (como en la apuesta de Pascal), no es un Dios benevolente. Esta premisa permite a la segunda proposición no solo cubrir la posibilidad de la ausencia de Dios sino también de todos los dioses posibles que no son benevolentes (recompensan o castigan de acuerdo a las acciones de la persona), de forma que cubre todas las posibilidades.

Véase también[editar]

Paradoja de la omnipotencia

La paradoja de la omnipotencia es una familia de paradojas o antinomias, que tratan el tema de la capacidad o límites que posee un ser omnipotente en sus acciones. En particular estas paradojas analizan el tema de si un ser omnipotente podría o no realizar una acción que limitara su propia habilidad para realizar acciones. El argumento indica que si ese ser puede ejecutar tales acciones, entonces puede limitar su propia habilidad para ejecutar acciones y por lo tanto no es capaz de ejecutar todas las acciones, y si no puede limitar sus propias acciones, entonces nunca habría sido capaz de ejecutar todas las acciones.2​ La paradoja por lo general habla de dicho ser omnipotente como el Dios de las religiones abrahámicas, pero ésta no es una condición necesaria para su formulación.
Una versión de la paradoja de la omnipotencia es la llamada paradoja de la piedra: «¿Puede un ser omnipotente crear una piedra tan pesada que aun ese ser no pueda levantarla?» En dicho caso, parecería que el ser dejaría de ser omnipotente; en caso contrario, el ser no era omnipotente como se indicaba en un principio.

Aproximación al Budismo Zen La Religión de los Samurai

https://www.elrivalinterior.com/actitud/Zen/Budismo-Zen.htm


Enseñanza Zen: El monje y el guerrero
Un guerrero fue a ver al maestro zen Hakuin Ekaku y le preguntó: ¿Existe el infierno?, ¿Existe el cielo?, ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos?, ¿Por dónde puedo entrar?” Era un guerrero sencillo, los guerreros suelen ser sencillos, sólo conocen dos cosas: La vida y la muerte. Él no había venido a aprender ninguna doctrina, sólo quería saber dónde estaban las puertas para poder evitar el infierno y entrar al cielo.
El maestro Hakuin le respondió. “¿Quién eres?”, le preguntó Hakuin. “Soy un Samurai”, le respondió el guerrero, “Hasta el Emperador me respeta”, agregó. Hakuin se río y contestó: “¿Un Samurai tú?, pareces un mendigo”. El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido. Desenfundó su espada y cuando ya estaba apunto de decapitar al maestro, éste le dijo: “Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta.” Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Enfundo su espada y Hakuin dijo: “Aquí se abren las puertas del cielo”.
La mente es el cielo, la mente es el infierno, y la mente tiene la capacidad de convertirse en cualquiera de ellos. Pero la gente sigue pensando que existen en alguna parte, fuera de ellos mismos. El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren… en un segundo se puede ir del cielo al infierno, del infierno al cielo”.


Si intentamos vivir, moriremos
Si intentamos morir, viviremos

Sabiduría Samurai
El miedo nos hace poner blancos, el motivo es que la sangre se retira a los órganos internos y a los músculos para un mejor movimiento de huida o ataque-defensa. En caso de herida la pérdida de sangre es menor. En caliente las lastimaduras duelen menos a efectos de permitir la defensa de la vida en el combate o en la huida. Como el samurai tenía vedada la retirada por deshonrosa, hubiera envidiado las diferentes oportunidades de reacción que tiene un tenista. La primera distracción le costaba la muerte. Concentrarse debidamente y no ceder a la inhibición que produce el miedo eran actitudes decisivas en su práctica.
Los samurai y en general los guerreros japoneses, los bushi, hicieron algo más que nutrirse del zen, lo convirtieron en su religión. Pero al mismo tiempo ellos influenciaron a los monjes zen japoneses. A tal punto fue la fusión que en un momento se llamó Osho, (maestros zen) a todo maestro de artes marciales ¿Qué fueron a buscar los guerreros y que pudo darles el zen para que profesaran su práctica durante siglos? ¿Y entonces, qué podría extraer un deportista del zen?
• En primer lugar el Zen les dio disciplina y fortaleza mental para el arte de la guerra.
• Les brindó una filosofía de vida muy cercana a la que los estoicos habían construido y adoptado siglos atrás (aunque el Zen era anterior al estoicismo y no conocemos si hubo influencias recíprocas). Indiferencia ante la muerte y a cualquier otro padecer humano. Eficiencia, valor y concentración eran los fundamentos psíquicos del combate.
• Aprendieron a distinguir lo esencial de lo intrascendente, la heroica muerte en combate o en el harakiri en detrimento del amor y apego a una vida que los apartara de su misión en este mundo. Esta misión consistía en ser una máquina de matar en función todo aquello que, según su código de honor, fuera una causa noble.
• El Zen contribuyó a equilibrar sus emociones. Debían calmar la lógica angustia ante la muerte. Ordenadas sus emociones, adquirieron velocidad mental y concentración exclusiva en el combate. Los guerreros buscaban la muerte en lugar de evitarla, no eran suicidas sino algo muy diferente, iban a su encuentro para derrotarla. Estando ya en pelea no anhelaban otra cosa que morir gloriosamente. Recordamos la diferencia que hacemos entre buscar a la muerte (o a la derrota en el deporte) equivalente al vengador que va a buscar a al agresor que mató a su familia; y que diferenciamos de ir como objeto pasivo a la búsqueda de la muerte (o de la derrota). Existe una clara diferencia de actitud entre ambas posiciones.
¿Qué es el Zen? Intentemos un pequeño acercamiento. El vocablo Zen deriva del sánscrito Diana, que se traduce como meditación, pero la palabra concentración (o focalización) sería mucho más específica y apropiada. El verdadero sentido se pierde en la traducción ya que para el occidental meditar es sinónimo de pensar o reflexionar sobre un tema elaborando pensamientos concientes sobre su resolución, mientras que para el zen meditar es vaciarse de pensamientos, es centrarse sobre la respiración o sobre un objeto dejando de lado los pensamientos concientes. Todo el sentido de la práctica zen parece corroborar esta diferenciación que intentamos hacery que nos aproxima notablemente a los deportes donde la concentración es un componente esencial.
Del sánscrito al chino surgió Ch′an na y en japonés se transformó en Zen Na para finalmente abreviarse en ZEN. El Zen no es un concepto elaborado sino básicamente una búsqueda o una meta a alcanzar, esta se logra con la revelación de la verdad o SATORI, que es la comprensión sorpresiva de la verdad. También se puede entender como iluminación.
El Zen fue introducido en Japón hacia el 1200 y tuvo una importante aceptación entre los guerreros samurai, ya que ofrecía un método directo y concreto con un importante papel de la disciplina. El Bushido, camino del guerrero, se nutrió así de un importante contenido espiritual. ¿Cómo el budismo, que predica la dulzura y el respeto a la vida pudo ser asimilado para un fin tan distinto a aquél para el que fue concebido? El zen es un ejemplo de cómo algunas religiones pueden ser amputadas de su esencia y desviadas de su fin primigenio. Los primeros monjes budistas llevaban una escobilla para barrer el lugar donde se iban a sentar para no matar ninguna forma de vida por más diminuta que fuera.
El sensei Raymond Thomas en su libro Zen Do, el camino del Zen, compara al Zen con el cubismo, mientras la pintura clásica toma la realidad desde un único punto de vista, el cubismo la aborda desde varios perspectivas simultáneas y juntando fragmentos. Una mujer puede ser un ojo, un cabello, una boca, un pecho, pero enfocados simultáneamente de diferentes ángulos. El Zen busca la verdad intrínseca desde varios puntos de vista y siempre es algo distinto a la mera apariencia.
“La Suplicante” – Pablo Picasso – 1937
El cubismo introduce una nueva perspectiva sobre el tema
Degás “Mujer antes del espejo”
Picasso “Mujer antes del espejo” 1932
La expresión cubista siempre es una nueva lectura del objeto
Igual que el Zen sorprende, descoloca, ..descubre.
Las intervenciones del maestro deben ser entendidas en esta dirección. Una respuesta Zen nunca es exactamente lo que se espera, inevitablemente tiene un grado de desorientación, lo que implica que es una verdadera respuesta ya que aporta una nueva perspectiva. Una enseñanza Zen nunca es un punto de llegada, sino un punto de partida. El discípulo tiene que desarrollar su propia subjetividad, el maestro nunca le entrega el conocimiento como un producto terminado. Si el discípulo pide un pescado (la verdad) el maestro le da una caña (el instrumento), pero primero le pega con ella (lo despierta). En ese sentido tanto la interpretación psicoanalítica según Lacan un medio decir, como el aforismo la verdad solo se dice a medias, coinciden con este principio Zen, al igual que su frase el látigo del significante que pega y despierta al analizante.
Si se desea incorporar el Zen, como una idea cualquiera, repitiéndola sin asimilarla, pensarla o hacerla nuestra, no tendrá futuro ni consecuencias en la vida de la persona. Un aforismo Zen asegura, el plumaje postizo no crece.
Existe un relato sobre un discípulo que pregunta insistentemente al maestro sobre el sentido de la vida, el maestro no responde. En una ocasión el discípulo se agacha a tomar agua de un arroyo, el maestro lo toma por la nuca y le hunde la cabeza en el agua durante minutos. Al emerger el discípulo ha hecho una experiencia personal donde vivenció el sentido de la vida, en cierto modo inexplicable y que sólo puede experimentarse, es el deseo de vivir. En el Zen la teoría nunca reemplaza a la praxis.
El cuerpo es considerado algo principal y objeto de todos los cuidados posibles. Encontró así en las artes marciales una similitud de objetivos. El cuerpo debe ser un instrumento de nuestro pensamiento, un servidor y nunca un amo. Las emociones deben seguir el mismo camino.
Buda marcó un Octuple Sendero que es el siguiente, se lo enumera pero esto no define prioridades o importancia dentro de los ocho caminos:
Monje haciendo zaZen
CONCENTRACION o FOCALIZACIÓN
OCTUPLE SENDERO
  • FE
  • VOLUNTAD
  • LENGUAJE
  • ACCION
  • MEMORIA
  • CONCENTRACION (meditación)
  • MEDIOS DE EXISTENCIA
  • ESFUERZOS PERFECTOS
TRES VICIOS CENTRALES
  • ERROR
  • IGNORANCIA
  • AVIDEZ Y ODIO
Hacer zaZen es hacer concentración sentado, za (sentado) Zen (concentración) El samurai hace Zen peleando, el deportista hace Zen jugando, el negociador hace Zen dialogando. Hacer Zen es llegar a la esencia dejando de lado la apariencia. Es llegar a lo central dejando de lado lo periférico. El entrenador hace Zen cuando en la corrección del movimiento llegó al núcleo del problema. El psicoanalista hace Zen cuando llega a la médula del síntoma, la pulsión (el impulso que le da fuerza psíquica). Cuando el maestro de artes marciales hace el golpe lo hace con la máxima economía de movimientos porque ha llegado a lo esencial, eso es Zen. El tenista que adquiere destreza llega a la maestría del arte, pero para ser campeón tiene que tener la mente Zen en los momentos cruciales y decisivos de los partidos.
El arquero hace Zen cuando centra el disparo. Introduzco un término nuevo que es Zentrar al modo del arquero. Hacer Zen es Zentrar nuestra conducta, Zentrar nuestros pensamientos y nuestras emociones. Este término nos permite darnos cuenta que podemos hacer Zen todo el tiempo y no solo cuando hacemos zaZen, centrarnos sentados.
Zen tiene múltiples resonancias. El Zen es dejar Actuar nuestra propia naturaleza o dejar actuar lo no mental por puro reflejo.
En nuestra óptica, lo no mental es el ello purificado, el propio ser que surge de la pulsión (ello, impulsos, instinto). El problema es que muchas personas no pueden dejar actuar a su verdadero ser porque este surge de forma descontrolada o actúa ciegamente en relación a las consecuencias de sus actos. Este es nuestro concepto de Rival Interior, para dejarlo actuar o jugar, es necesario pulirlo y prepararlo para la acción automática, para que pueda fluir sin mente. En cambio, mientras más desbocado es ese potro (ello) la mente debe conectarse una y otra vez para poder controlarlo y perdemos entonces naturalidad y confianza en la fluidez espontánea.
En el budismo la flor de Loto simboliza el progreso espiritual
Nace en el pantano pero emerge del barro con toda su belleza y perfume
El Mu Shin es un estado de Mente vacía o Munem Mushin, no pensamiento, no mente. Son expresiones para el estado de limpieza o claridad mental que se obtiene con la meditación zen. Originalmente el ideograma “vacío” remitía a un cielo limpio, sin nubes. Así debe estar la mente, libre de las pasiones u obsesiones provocadas por el egoísmo, la ambición o la cobardía. El estado Mu ga: No yo, sin ego, se refiere al mismo concepto de limpieza mental, pero enfatiza la privación de la voluntad conciente para realizar un arte. Es algo que sale naturalmente, desde el mismo inconciente de la persona.
El Bushido tomó un fragmento del Budismo Zen, descartó lo esencial, el respeto por la vida, y tomó el camino del Zen para llegar al Bujutsu, el arte de la guerra. El Zen es acción y le dio al guerrero la organización espiritual y mental que su arte necesitaba para ser más efectivo. La férrea disciplina de los maestros espirituales era el único modo de ordenar emocionalmente a una fiera salvaje como el samurai.
Hoy el deportista que toma la vía del Zen, particularmente el desarrollado en el Bushido, camino del guerrero, puede volver a alcanzar los principios del Budismo, respeto por la vida y la paz, cerrando así un ciclo interesantemente fértil, pero con todo el potencial guerrero que requiere el deporte. Esta modalidad nos permite introducir el concepto de eudeumonía, el buen demonio, ya que desarrollar extraordinariamente la valía, o agresividad sana en el deporte, no nos convierte en malas personas, diríamos incluso que nos lleva al polo opuesto, ya que dignifica y eleva nuestra agresividad derivándola hacia el lugar donde puede estar sin lastimar al prójimo, la creatividad, la destreza y el éxito.
Suzuki nos dice que siendo la mente de los militares (y esta es una de las cualidades esenciales del guerrero) relativamente sencilla y nada inclinada a filosofar, encontró un espíritu favorable en el zen. Esta es, a su juicio, una de las principales razones de la estrecha relación entre el zen y los samurai.
El Zen supone una realidad ilusoria que denomina MAYA y es extraña para el occidental, pero Platón con su alegoría de las cavernas ya nos mostraba un mundo ilusorio constituido por las sombras que proyectaba el fuego y que confundimos con la realidad. Aunque en sentido más estricto su planteo es que el mundo que percibimos a través de los sentidos permite aprehender solo una parte de la verdad ya que si toda ella fuera revelada su luz nos encandilaría y nos permitiría conocerla sin lastimarnos, simplificando diríamos que para Platón los humanos vemos al árbol y no al bosque, pero conocer a la verdad por un fragmento es también construir una realidad falsa o ilusoria. El término psicoanalítico fantasma tiene la utilidad de mostrar que entre nosotros y el otro se encuentran nuestros fantasmas que operan como cristales con los cuales miramos el mundo. Veamos un ejemplo, un joven enfrenta a su veterano ídolo que admira desde que era un niño. Entre el sujeto (el joven jugador) y el Otro se encuentran los fantasmas del primero. Si no elimina estos fantasmas, ganar le resultará imposible. Otra importante consecuencia de estas posturas filosóficas en el ejercicio concreto de la práctica deportiva es que no existen triunfadores que no tengan una excelente lectura de la realidad, y desarrollan sus tácticas y estrategias en base a estas lecturas, podríamos citar mil ejemplos de egocéntricos que confundieron su narcisismo con el mundo real y fueron derrotados sin misericordia. Cuando un director técnico hace un cambio de jugadores o de estrategia lo hace en base a una lectura de la realidad tanto del oponente como de sus posibilidades tácticas, cualquier error de percepción genera consecuencias concretas.
Nuestros fantasmas son los guiones imaginarios e inconcientes que organizan y estructuran nuestra percepción y relación con nuestros semejantes. Operan al modo de un guión teatral donde somos personajes de una trama que repetimos sin conocerla concientemente, nos organizan una realidad que es ilusoria pero que tiene consecuencias reales. Son programas mentales que se construyen en nuestra primera infancia. Cambiando nuestros fantasmas cambiamos la perspectiva con la que abordamos las relaciones con el otro. Conocer esa programación de vida inconciente y modificarla de acuerdo a nuestras posibilidades y deseos es una manera de tomar el timón de nuestros actos para intentar dirigir el barco hacia su verdadero rumbo. Ejemplo: Un jugador con tormentosa relación con su padre y del que sufría decisiones arbitrarias e injustas pierde su estabilidad y concentración frente a un fallo equivocado y termina perdiendo un set que hubiera debido ganar. También perdía partidos injustamente ya que era superior a su rival, pero no podía desprenderse de los repetitivos desenlaces semejantes a los de su infancia, donde terminaba perdiendo cada vez que confrontaba con su padre. En otro caso un jugador había sufrido humillaciones de niño y entraba en pánico ante la posibilidad de ser humillado por el rival o por el público sufriendo una sensible merma en su juego en momentos críticos.
© Gustavo Maure