ARTE

lunes, 6 de junio de 2016

El Bosco: un pintor que murió hace 500 años y sigue inquietando

Muestra en Madrid.
Por el aniversario de su muerte, exhiben gran parte de la obra que se conoce del holandés. Las imágenes resultan contemporáneas.

La obra emblemática. "El jardín de las delicias", el día de la inauguración. Lo miran los reyes de España y la reina de Holanda. /AFP
La obra emblemática. "El jardín de las delicias", el día de la inauguración. Lo miran los reyes de España y la reina de Holanda. /AFP
"Erase un Rey que tenía una cierta pintura que valoraba por encima de todas las demás. A diario la observaba durante largo rato: en ella veía cifrados los secretos de su alma y adivinados los confines de su Imperio. La pintura era ambigua y oscura, somo el propio Rey, y era inabarcable, infinita, como su reino. La pintura era El jardín de las delicias, tríptico que Hieronymus Bosch había pintado en un arrebato genial y alucinatorio".
Así empieza Pecado, la última novela de la escritora colombiana Laura Restrepo. La obra que describe hoy es la estrella de la gran muestra sobre Bosch-el artista holandés conocido como El Bosco- que se está haciendo en el Museo del Prado de Madrid y seguirá hasta el 11 de septiembre.
"Si el Bosco lo hubiera escrito o filmado, en vez de pintado, el resultado habría sido una guía completa de lo sagrado y lo profano", describe la autora. Nada menos. Según se ha interpretado, el tríptico representa el Paraíso, el Infierno, y en el medio, un "paraíso engañoso", un "falso Paraíso entregado al pecado de la lujuria", dice la información del Museo.
El Infierno es de temer. Allí, por ejemplo, hay orejas gigantes atravesadas por lanzas, un hombre a punto de ser arrojado a un pozo de excremento y vómitos, culebras atacando a un hombre atado a un laúd; un hombre al que otro le mete una barra de metal en el ano, fuego. El tema que atraviesa el cuadro es el pecado.
Pero aunque es seguramente la obra emblemática de la exposición, El jardín de las delicias no está solo. La muestra comprende veintiuna pinturas y ocho dibujos del holandés, más del 75 por ciento de la obra que se conserva del pintor en el mundo. En esos veinte años, entre otras cosas, se restauraron obras. El tríptico La Adoración de los Magos, es una de ellas.
Nacido en 1450, muerto en 1516, en esa bisagra en que una Edad Media dominada por lo religioso abría paso a la Modernidad: ¿Qué es lo que sigue resultando tan atractivo de la obra del Bosco? "Tiene algodedislocacion de lo real que lo hace muy contemporáneo", dice aClarín Diana Wechsler, historiadora del arte. "La imagen del Bosco tiene una complejidad y sencillez alavezque resulta muy atractiva. Permite detenerse en detalles, ampliar la mira y descubrir otras cosas".
Modernidad. Eso también señala, en el diario español La Vanguardia, la crítica holandesa Henriette Aronds:"Para muchos, los cuadros del Bosco fascinan por su monumental modernidad. Afirma el historiador de arte Fernando Marías que el Bosco brindó los instrumentos para desarrollar el surrealismo. Artaud, quien concibió el teatro de la crueldad, recalcó que el Bosco es uno de los artistas que nos muestrannuestro lado oscuro. También son remarcables las huellas del pintor en la cultura popular actual. No son pocas las portadas de discos de grupos y cantantes –Pearls Before Swine, Deep Purple, Michael Jackson– en que figuran fragmentos de la obra del pintor , en particular, de El jardín de las delicias".
Sin embargo, la crítica señala que no sus infiernos son moralistas y que “no contrarrestaban las normas y creencias de su tiempo sino que las confirmaban, por carnavalescos y satíricos que nos parezcan ahora”.
Para la muestra de Madrid se llevó desde Lisboa el Tríptico de las Tentaciones de San Antonio Abad y, desde Venecia, El túnel del tiempo. Desde Londres llegó Coronación de Espinas.
Los trípticos se colocaron de tal manera que por primera vez se pueden contemplar también por detrás. Para seguir pensando en una obra que con pasión y crudeza se abrió paso a través de los siglos.

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